lunes, 16 de febrero de 2015

Cuerpo y alma




El cuerpo no es nada. Sólo una cárcel de la que un día escaparemos.

Y es sólo el cuerpo lo que establece diferencias entre sexos. Los espíritus no tienen sexo.

Los sacerdotes de las Iglesias tradicionales repiten una y otra vez la importancia y el respeto que conceden a las mujeres, pero al mismo tiempo las excluyen del ámbito que más concierne a lo espiritual, es decir, el sacerdocio, e intentan compensar esa exclusión asegurando que la maternidad es lo más grande.

Sin embargo, la maternidad en su aspecto material no es sino eso: algo propio de la materia. El modo que ideó el príncipe de este mundo para que se multiplicasen los cuerpos y perpetuar así las cárceles terrenas.

Vincular a la mujer al ámbito de la maternidad es cargar a los espíritus vivientes en cuerpos femeninos con un plus de lastre material. Es añadir trabas a esas almas para recorrer el camino del espíritu. Es dificultar su desasimiento de la materia.

No puede ser la maternidad el eje de la vida de las mujeres.

Eso es tanto como considerar que la vida de las mujeres queda irremediablemente vinculada a la esfera de la materia.

Ser madre, como ser padre, es un fenómeno que corresponde al ámbito de la naturaleza; al ámbito de lo físico; al ámbito de lo material. El hecho de que tras el acto físico de la concepción, los fenómenos físicos del embarazo y el parto sean “cosa de la mujer”, es una mera cuestión material. No puede ser que la mitad de los seres humanos vean subestimada su existencia espiritual por hechos derivados de la creación material.

Sin embargo, así lo han decidido los seres humanos del otro sexo, y la mayoría de las mujeres lo ha admitido.

La mayoría de las mujeres ha admitido que ese papel de madre, al que durante siglos, en todas las sociedades, han sido relegadas, es su gran misión.

Pero no es así. El objetivo de las mujeres es idéntico al de los hombres: buscar el camino de regreso a la Luz. Los hombres les han dicho que esa búsqueda la pueden efectuar igualmente pariendo, alimentando, limpiando... Eso puede ser así siempre y cuando no implique (como de hecho implica) su exclusión de las actividades más próximas a la atención del espíritu.

Cuando los sacerdotes dicen a las mujeres que el papel de madre es tan digno, tan relevante, tan magnífico, en realidad lo que les están diciendo es: manteneos apegadas a la materia, que nosotros nos ocuparemos de gestionar las cosas del espíritu.

Difícilmente puede concebirse mayor acto de soberbia.

Considerar, como tan a menudo se hace, que el papel fundamental de la mujer es la maternidad, es tanto como estimar que su función esencial corresponde al mundo de la materia.

Sin embargo, ser madre o padre es algo absolutamente accidental. Los espíritus, carentes de sexo, se ven atrapados en la carne, y sus cuerpos operan con arreglo a las leyes de la materia, a las que los espíritus son por completo ajenos.

Es indudable que se establecen vínculos afectivos entre madres e hijos. Pero no se puede derivar de ahí que la misión de la mujer sea procrear. La procreación es un acto material, propio de este mundo. Cuando se produzca la victoria de la Luz sobre las tinieblas y termine el tiempo del encierro de los espíritus en las cárceles físicas, ya no habrá procreación, ni habrá hombre ni mujer, ni padres ni hijos. Volveremos a ser todos lo que fuimos un día: partículas de Luz integradas en la Divinidad.

Entre tanto, nuestros cuerpos actúan en este mundo con arreglo a las pautas establecidas por el príncipe de las sombras.

2 comentarios:

  1. Desarraigarse de la sociedad, arrancarse de la maquinaria oscura; alcanzar la iluminación en la Estepa o un lugar ajeno al mundo (mundano).
    Y cumplir la misión o propósito de la existencia.
    Me da curiosidad saber de qué libros se deriva o inspira tu reflexión.

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    1. Libros...
      Cuando hablo de la historia de Perceval/Parsifal, o de las diferentes doctrinas dualistas, por ejemplo, indudablemente hay detrás muchas lecturas...
      Pero otras veces, como en el caso de esta entrada, la reflexión no se basa en ningún libro, sino en la observación del mundo, de la sociedad, del ser humano... En experiencias y conclusiones personales que intento compartir con otros, por si a alguien le son de alguna utilidad...

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