sábado, 22 de diciembre de 2012

Textos cátaros. La Cena Secreta. 8



Y entonces saldrá de las profundidades de la tierra un tenebroso averno de negrura y de fuego, una oscuridad que es la tiniebla del averno del fuego, y ella consumirá todas las cosas, todo el universo desde los más hondos abismos de la tierra hasta el aire del firmamento.

Y el Señor reinará desde el firmamento hasta los infiernos de la tierra. Tan profundo será el lago de fuego, que la piedra que levantara un hombre de treinta años y que dejara caer abajo, llegaría apenas al fondo al cabo de tres años.


Entonces Satanás será atado con toda su milicia y será puesto dentro de ese lago de fuego. Y el Hijo de Dios se paseará con sus elegidos sobre el firmamento, y encerrará al Diablo atándolo con fuertes cadenas indestructibles.


Y, entonces, los Justos brillarán como un sol en el reino de su Padre. Y el Hijo de Dios los conducirá ante el trono del Padre invisible y le dirá:
"Tus enemigos te han negado y han dicho: Nosotros somos los dioses y aparte de nosotros no hay otros dioses; han puesto a muerte a tus profetas y perseguido a tus Justos. Eres tú ahora quien los ha perseguido en las tinieblas exteriores."


Y entonces el Hijo de Dios se sentará a la derecha del Padre y el Padre gobernará a sus ángeles. Pondrá a los Justos en los coros de los ángeles, los vestirá con vestidos incorruptibles, les dará coronas inmarchitables y sitios inmutables. Y Dios será en medio de ellos. No tendrán más ni hambre ni sed; el sol no los golpeará, ni ningún calor abrasador. Y Dios desterrará toda lágrima de sus ojos. Y el Hijo reinará con su Padre santo y su reino no tendrá fin por los siglos de los siglos".

jueves, 20 de diciembre de 2012

Textos cátaros. La Cena Secreta. 7




Enseñanzas de Jesús a Juan, II.


Yo entonces interrogué al Señor sobre el Día del Juicio:
"¿Cuál será el signo de su llegada?"


El Señor me dio esta respuesta:
Eso será cuando el número de Justos esté consumado según el número de Justos coronados caídos del Cielo.
Entonces Satanás, preso de gran cólera, hará la guerra a los Justos, y éstos llamarán al Señor Dios con gran voz.
Y enseguida el Señor ordenará al arcángel tocar la trompeta. La voz del arcángel, en la trompeta, será oída desde el cielo hasta los infiernos.
Y entonces el sol se oscurecerá, la luna no dará más su luz, las estrellas caerán de los cielos y los cuatro vientos serán liberados de sus fundamentos, y ellos harán temblar el cielo y el mar y la tierra, las montañas y las colinas.

Entonces se manifestará el Hijo en su gloria y con él todos los ángeles colocarán su asiento sobre las nubes.
Y Él se sentará sobre el trono de su gloria.

Y los libros serán abiertos.
Entonces el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles:
Éstos reunirán a los Justos desde la cima de los cielos hasta los extremos límites y les conducirán hasta Él -puesto que ellos le pertenecen por entero- en el aire y sobre las nubes y desde los cuatro vientos.

El Hijo de Dios sacará entonces a sus justos de en medio de la iniquidad, diciendo:
"¡Venid, vosotros que sois los benditos de mi Padre invisible, y recibid el Reino que ha sido preparado para vosotros desde la constitución del mundo!"
Y a los demonios Él les dirá: "¡Alejaos de mí, malditos, al fuego eterno!"
Y todos verán entonces la última separación.


Entonces el Hijo de Dios rechazará a los malos demonios y a todas las naciones de Satanás.

Entonces las almas saldrán de la prisión de los cuerpos y encontrarán mi voz.

martes, 18 de diciembre de 2012

Textos cátaros. La Cena Secreta. 6




Es por esta razón por la que mi Padre me envió al mundo, a fin de enseñar a los hombres, para que aprendan a distinguir al verdadero Dios del Demonio lleno de malicia.


Satanás, príncipe de este mundo, supo que yo bajaba del Cielo para buscar y salvar a los seres que habían perecido.
Entonces envió a su ángel y éste tomó tres maderos y se los dio a Moisés para que yo sea crucificado sobre ellos.
Estos maderos han sido conservados hasta hoy para mí, para mi crucifixión.

Y él mismo, el Diablo, reveló a Moisés su divinidad.
Le permitió hacer milagros y le ordenó dar su ley a los hijos de Israel.


Cuando mi padre hubo decidido enviarme a este bajo mundo, hizo descender antes que a mí, por el Santo Espíritu, a uno de sus ángeles, para que me recibiese.
Este ángel se llamaba María y se hizo mi "madre".
Entonces yo bajé y entré en ella y volví a salir de ella.

Yo soy el pan de Vida que desciende del séptimo cielo.
Aquéllos que coman mi carne y beban mi sangre serán llamados Hijos de Dios.


Y el Señor me dijo:
"Antes que el Diablo hubiera arrebatado al Padre su milicia angélica, los ángeles glorificaban a mi Padre diciendo: Pater noster qui es in coelis.
Pero desde el momento que fueron despojados, los ángeles no pudieron glorificar ya al Señor con este canto.
Porque sus obras son malas y porque no llegan a la luz.
Mis discípulos no se casan y son como los ángeles de Dios en el Reino de los Cielos."

jueves, 13 de diciembre de 2012

Textos cátaros. La Cena Secreta. 5



Satanás puso su trono en las nubes y envió a sus ministros, los ángeles ardientes de fuego, abajo, cerca de los hombres, desde los tiempos de Adán hasta los tiempos de Enoc.


Y el Diablo elevó a Enoc, su servidor, por encima del firmamento, y le reveló su divinidad.
Le dio una pluma y tinta.
Enoc se sentó y escribió setenta y siete libros dictados por Satanás.


Y el Diablo le ordenó llevarlos a la tierra.
Enoc volvió entonces a bajar a la tierra, confió los libros a sus hijos, y les enseñó también la manera de celebrar sacrificios.


Y así escondía a los hombres el reino de los cielos.

Y Satán les decía: "Ved que soy vuestro Dios y que no hay más Dios que yo".

lunes, 10 de diciembre de 2012

Textos cátaros. La Cena Secreta. 4



Después de lo cual Satanás tuvo el designio de hacer un hombre para que éste fuera su esclavo. Tomó limo de la tierra y lo creó a su semejanza.
Luego, mandó al ángel del segundo cielo entrar en ese cuerpo de barro.

Después hizo otro cuerpo en forma de mujer; y en ese cuerpo de mujer hizo entrar al ángel del tercer cielo.

Los ángeles lloraron mucho cuando vieron que estaban revestidos de envoltura mortal y que ahora existían bajo forma diferente.


Y Satanás les conminó a hacer el acto de la carne en estos cuerpos de barro, pero ellos no sabían hacer pecado.

Entonces el creador del pecado y de los males venideros, empleando toda su malicia, procedió de la siguiente manera: Plantó un Paraíso, en el interior del cual puso a los hombres.
Y él entró en el Paraíso y habló con ellos.
Les dijo:
"Comed de todo fruto que se encuentra en el Paraíso, pero guardaos bien de comer de la fruta de la ciencia del Bien y del mal."


Entonces el Diablo plantó un junco en medio del Paraíso; después, con un poco de saliva creó una serpiente, a la que ordenó habitar en el junco.

Es así como el Diablo disimuló su astucia y su falacia y su mala intención, a fin que ellos no conocieran su trampa y no vieran que les engañaba.


Después el Diablo se introdujo en el cuerpo de la mala serpiente y en seguida salió del junco bajo la apariencia de la serpiente y sedujo al ángel que tenía forma de mujer, y vertió sobre su cabeza la concupiscencia del pecado.
Y la concupiscencia de Eva era como un horno ardiente.
Y él cumplió su concupiscencia con Eva sirviéndose de la cola de la serpiente.

Es por eso por lo que los hombres son llamados hijos del Diablo e hijos de la serpiente, ya que sirven a la concupiscencia del Diablo, su padre, y la servirán hasta la consumación de este siglo.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Textos cátaros. La Cena Secreta. 3




Satanás, habiendo llenado su corazón de malicia, remontó hacia el ángel que mandaba en el aire, y hacia aquél que mandaba en las aguas, y les dijo: "Todo esto me pertenece; si vosotros me escucháis situaré mi trono sobre las nubes y seré parecido al Altísimo. Levantaré las aguas por encima del firmamento y juntaré el resto de las aguas en vastos mares; después de lo cual no habrá más agua sobre toda la superficie de la tierra, y reinaré con vosotros hasta el fin de los siglos". Él habló así a los ángeles.


Y él subió hacia los cielos, corrompiendo a los ángeles del Padre invisible, haciendo proposiciones a los ángeles; y llegó hasta el cuarto cielo, seduciendo a los ángeles del Padre invisible.

Su faz era toda ella como el hierro enrojecido bajo la acción del fuego, y su cara tenía la apariencia de la de un hombre, y tenía siete colas con las cuales arrastró a la tercera parte de los ángeles de Dios.


El Diablo puso su trono en el firmamento y dio órdenes al ángel que tenía mandato sobre el aire y a aquél que tenía mandato sobre el agua. Ellos levantaron dos partes de las aguas en el aire de abajo a arriba, y de la tercera parte hicieron los vastos mares. Y así hubo separación de las aguas.
Y el Diablo dio órdenes al ángel que estaba sobre las aguas. Y éste elevó la tierra con su cabeza y el suelo seco apareció.


Y el Diablo tomó la corona del ángel que gobernaba el aire, de una mitad hizo la luz del sol, y de la otra, la luz de la luna. Y con las piedras preciosas hizo el fuego: con este fuego hizo las miríadas de estrellas; y con éstas a su milicia.

Hizo también los truenos y las lluvias, los hielos y las nieves, y envió a los ángeles, sus ministros, para gobernarlos.

Y ordenó a la tierra que hiciera salir de su seno todo ser viviente, los animales, los árboles y las yerbas. Al mar le ordenó producir peces y al aire los pájaros del cielo.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Textos cátaros. La Cena Secreta. 2



Enseñanzas de Jesús a Juan.

Preguntas hechas por Juan, apóstol y evangelista, a Nuestro Señor Jesucristo, en la Cena Secreta del Reino de los Cielos, a propósito del mundo, del Príncipe de este mundo y de Adán.


Yo, Juan, que tengo acceso a la aflicción, para tener acceso también al Reino de los Cielos, mientras descansaba, durante la Cena, sobre el pecho de Jesucristo Nuestro Señor, interrogué así al Señor:
"¿Cómo se puede decir que Adán y Eva han sido creados por Dios y puestos en el Paraíso, y que han sido seguidamente abandonados por Él a la muerte?"


Y el Señor me respondió:
"Escucha, Juan, amado de mi Padre, son los ignorantes los que dicen, en su error, que mi Padre ha fabricado esos cuerpos de barro. En realidad, Él sólo ha creado, por el Santo Espíritu, las virtudes del cielo. Que se vieron atrapadas en cuerpos de barro y fueron en consecuencia a la muerte."

Y de nuevo, yo, Juan, interrogué al Señor:
"¿De qué manera un espíritu puede tomar nacimiento en un cuerpo de carne?"


Y el Señor me respondió:
"Salidos de ángeles caídos del cielo, los hombres entran en los cuerpos y reciben la carne de la concupiscencia de la carne. El espíritu nace del espíritu y la carne de la carne.
Es así como el reino de Satanás se cumple en este mundo, reinando sobre la esencia de los hombres."

jueves, 29 de noviembre de 2012

Textos cátaros. La Cena Secreta. 1




La Cena Secreta, aunque no es un texto escrito por los cátaros, ejerció gran influencia en sus formulaciones doctrinales.


Es un Evangelio apócrifo.

La Cena Secreta se llama también Preguntas de Juan, pues su contenido consiste en una serie de interrogantes que Juan habría formulado a Jesucristo en una “Cena Secreta del reino de los cielos” de la que, según alguna corriente cátara, la “Última cena” no habría sido sino un reflejo.


La versión latina de este Evangelio es del siglo XIII.

Al parecer, el texto procedería de unas Memorias de los Apóstoles, obra mística, en griego, conocida por los primeros maniqueos.


Existen dos versiones de La Cena Secreta, una extraída de los archivos de la Inquisición de Carcasonne y otra que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Viena (Manuscrito 1.137).
Ambas versiones derivan de una misma copia hecha por los bogomilos medievales.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Textos cátaros. Visión y ascensión de Isaías. 7



Insistí acerca de lo que le había preguntado en el tercer cielo: “Muéstrame cómo se sabe aquí todo lo que se hace en aquel mundo”.

Estaba todavía hablándole cuándo he aquí que uno de los ángeles que allí había, más glorioso que aquél que me había subido desde el mundo, me mostró un libro y lo abrió. Estaba escrito, mas no como los libros de este mundo. Me lo dio, lo leí y resultó que allí estaban escritas las acciones de los hijos de Israel, y las de otros que yo no conozco. Dije: “Verdaderamente nada hay que quede oculto al séptimo cielo de cuanto se hace en este mundo”.

Allí vi muchas vestiduras dispuestas, muchos tronos y muchas coronas. Dije entonces al ángel: “¿De quién son estas vestiduras, tronos y coronas?”.
Me respondió: “Muchos de ese mundo serán los que reciban estas vestiduras, al creer en la palabra de Aquél que se llamará como te dije; para ellos están preparadas”.


Y vi a Uno que estaba allí, cuya gloria excedía a todos, grande y maravillosa era su gloria.

Después, todos los justos que había visto, así como los ángeles se llegaron a Él (Adán, Abel, Set y todos los justos se acercaron hacia adelante), lo adoraron y alabaron todos al unísono. Yo también me uní a ellos, y mi alabanza era como la suya. Entonces se acercaron todos los ángeles, lo adoraron y alabaron.

Yo me transfiguré, haciéndome como un ángel.
Vi que estaban allí el Señor y el segundo ángel, pero éste situado a la izquierda de mi Señor.

Pregunté: “¿Quién es éste?”.
Me respondió: “Adóralo, pues éste es el ángel del Espíritu Santo, que habla por ti y los otros justos”.

Vi entonces la gran gloria al abrirse los ojos de mi espíritu, pero no pude continuar contemplándola, mas vi a los justos que con gran poder contemplaban la gloria de Aquél.


Se acercaron a mí mi Señor y el ángel del Espíritu, y dijo Él: “Mira cómo te ha sido dado ver a Dios, y por tu causa ha recibido poder el ángel que está contigo”.

Y vi como mi Señor y el ángel del Espíritu adoraban y alababan juntos a Dios. Entonces todos los justos se acercaron y lo adoraron, y los ángeles hicieron lo mismo. Y todos los ángeles lo alabaron.

Entonces oí voces de alabanza que había escuchado en los seis cielos, que subían y se oían allí; todas eran enviadas a aquel Ser glorioso, cuya gloria no pude contemplar. Yo mismo oía y veía sus alabanzas, y el Señor y el ángel del Espíritu oían y veían todo. Todas las alabanzas que se enviaban de los seis cielos no sólo se oían, sino que se veían.

Oí decir al ángel que me guiaba: “Éste es más excelso de los excelsos, el que mora en el mundo sagrado y descansa en los santos, el que ha de ser llamado por el Espíritu Santo, en boca de los justos, Padre del Señor”.


Estas cosas vio Isaías y las contó a los que estaban ante él, quienes prorrumpieron en alabanzas.

Dirigiéndose al rey Ezequías, dijo Isaías:

“El fin de este mundo y toda esta visión se cumplirán en la última generación.

Vosotros, por vuestra parte, manteneos vigilantes en el Espíritu Santo para que recibáis vuestras vestiduras, tronos y coronas de gloria que están ya dispuestos en el séptimo cielo”.