jueves, 26 de abril de 2012

Oración (V)



Hombre mortal mis padres me engendraron,
aire común y luz los cielos me dieron,
y mi primera voz lágrimas fueron,
que así los reyes en el mundo entraron.

La tierra y la miseria me abrazaron,
paños, no piel o pluma, me envolvieron,
por huésped de la vida me escribieron,
y las horas y pasos me contaron.

Así voy prosiguiendo la jornada
a la inmortalidad el alma asida:
que el cuerpo es nada, y no pretende nada.

Un principio y un fin tiene la vida;
porque de todos es igual la entrada,
y conforme a la entrada la salida.

Félix Lope de Vega y Carpio

miércoles, 25 de abril de 2012

Oración (IV)




Cuando lo que he de ser me considero,
¿cómo de mi bajeza me levanto?
Y si de imaginarme tal me espanto,
¿por qué me desvanezco y me prefiero?

¿Qué solicito, qué pretendo y quiero,
siendo guerra el vivir y el nacer llanto?
¿Por qué este polvo vil estimo en tanto,
si dél tan presto dividirme espero?

Si en casa que se deja, nadie gasta,
pues pierde lo que en ella se reparte,
¿qué loco engaño mi quietud contrasta?

Vida breve y mortal, dejad el arte:
que a quien se ha de partir tan presto, basta
lo necesario, en tanto que se parte.

Félix Lope de Vega y Carpio

 

martes, 24 de abril de 2012

Oración (III)




Levantaréme de la seca tierra
que pacen estos rudos animales,
¡oh, Padre!, a tus entrañas paternales,
de donde mi locura me destierra.

Iré al palacio, dejaré la sierra,
donde estos rotos míseros sayales
me trocarán en púrpuras reales:
que a nadie que llamó las puertas cierra.

Confesaréle que perdido anduve,
y aunque temo el llegar, pues lo más verde
de mis pasados años me detuve,

Para que llegue, basta que me acuerde
que si perdí lo que de hijo tuve,
lo que tiene de padre no lo pierde.

Félix Lope de Vega y Carpio

lunes, 23 de abril de 2012

Oración (II)




Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño;
Tú, que hiciste cayado de ese leño
en que tiendes los brazos poderosos,

vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño
y la palabra de seguirte empeño
tus dulces silbos y tus pies hermosos.

Oye, pastor, pues por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.

Espera, pues, y escucha mis cuidados;
¿pero cómo te digo que me esperes,
si estás, para esperar, los pies clavados?

Félix Lope de Vega y Carpio

domingo, 22 de abril de 2012

Oración (I)



¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!

¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!

Félix Lope de Vega y Carpio

 

miércoles, 18 de abril de 2012

Juicio a Dios



La película inglesa del año 2008 God on trial (Juicio a Dios) se basa en una leyenda según la cual un grupo de prisioneros judíos del campo de concentración de Auschwitz llevó a cabo un juicio a Dios.
Un fabricante de guantes, un rabino, un médico, un profesor de leyes y un delincuente formulan preguntas universales sobre la vida:


¿Por qué hay tanto sufrimiento en el mundo y qué clase de Dios permite tanto horror?


En la deliberación anterior al veredicto, uno de los “jueces” alega a favor de no declarar culpable a Dios:
«Cuando llegaron aquí les quitaron sus propiedades; les quitaron sus nombres; les cortaron el pelo; se llevaron a sus hijos, esposas, madres…; incluso el relleno de sus dientes. Todo. Les quitaron lo que les hizo ser hombres. No dejen que les quiten a su Dios, también. No importa cuán necio e inútil pueda parecer, el pacto es suyo. Dios es su Dios. Aun cuando no exista. Manténganlo. Dejen algo que no puedan quitarles. Algo de nosotros».


Pero los jueces llegan a la conclusión de que Dios ha roto el pacto que hizo con Moisés de proteger al pueblo judío:
«Él sigue siendo Dios, pero no nuestro Dios. Se ha convertido en nuestro enemigo. Esto es lo que ha sucedido. Ha hecho un nuevo pacto con otros».


Dios es declarado culpable.


Llega después para los jueces el momento de enfrentarse a la muerte, totalmente despojados, despojados de pertenencias, de afectos, de dignidad, de creencias.


Ante la muerte, los dos acusadores del proceso, ya huérfanos de Dios, se miran y se dicen:
«- ¿Y ahora qué? ¿Qué hacemos ahora? Ahora que Dios es culpable, ¿qué hacemos?
- Ahora… Ahora rezaremos».


La película se cierra con la pregunta de un visitante del campo de Auschwitz, años después:
«¿Sus plegarias fueron escuchadas?»

 

martes, 17 de abril de 2012

CATARISMO


Aparecen los cátaros por vez primera con este nombre en el año 1163, en la zona de Colonia, Alemania.
Pero sus orígenes se sitúan a principios del siglo XI, en el sur de Francia.
Además, el nombre de “cátaros” (del griego “katharoí”, “puros”) era ya conocido, porque con anterioridad lo habían adoptado para sí los discípulos de Novaciano y tras ellos también los donatistas.


A partir del siglo VI el gnosticismo cristiano parece haber desaparecido.
Sin embargo, en el siglo XII los cristianos “puros” reelaboraban la teología dualista de maniqueos, paulicianos y bogomilos:
La oposición radical entre el Bien y el Mal como explicación de lo que ocurre en el mundo.


Se trata de un dualismo ontológico y cósmico basado en el enfrentamiento esencial entre el Bien y el Mal, la Luz y las Tinieblas, el Ser y la Nada, el Espíritu y la Materia.


Se parte de la convicción de que es imposible que la divinidad tenga algo que ver con el mundo material, imperfecto y malo. Dios no puede hacer el mal.


Así pues, en los orígenes hay dos principios: Dios es el Principio bondadoso, origen del universo espiritual, bueno. Frente a Él se halla el Principio malvado, origen del universo material, malo. El Ser y la Nada.


Esta verdad está revelada en el Evangelio de Juan I, 3, que los cátaros no leen como los católicos:
« La vida fue hecha por Él, y sin Él fue hecha la Nada».


La Nada, por tanto, tuvo un principio, y, consiguientemente, tendrá un fin.


Los dos Principios son generadores. Hay, en consecuencia, dos creaciones: una buena y otra mala.
La Nada crea su obra en un intento por llegar a ser “algo”.
La primera manifestación o “exteriorización” de la Nada es Satanás.


A partir de ahí, la lucha entre el Bien y el Mal es explicada por los cátaros a través de una serie de mitos radicados en el Antiguo Testamento interpretado alegórica y simbólicamente.
Para los cátaros el Antiguo Testamento es expresión de la entidad malvada, pero pueden extraerse de él verdades si se le aplica la correcta exégesis.


En cuanto al Nuevo Testamento, el Evangelio de Juan es el que proporciona mayor información sobre la lucha entre el Bien y el Mal, el Espíritu y la Materia, el reino de la Luz y el reino de las Tinieblas.
Y el Evangelio de Marcos es el que más aporta sobre el Cristo / Ángel en su aparición humana.


La creación del hombre se explica por acción del Principio malvado:
Satanás, como su representante, logra mediante astucia penetrar en el reino del Espíritu, engañar a algunas entidades divinas subordinadas, ángeles, almas puras, y arrastrarlas al ámbito de la materia.
Para que olviden su origen divino, Satán las dota de un cuerpo material.
Así surgen los seres humanos, compuestos de alma, de origen divino, y de cuerpo, de origen satánico.


A través de sucesivas vidas materiales, en un proceso de transmigración de las almas o “metempsicosis”, puede el espíritu alcanzar la purificación que le permita recordar su origen celeste, recuerdo a partir del cual el alma se esforzará por regresar a su lugar de procedencia.


El Principio Bueno desea salvar a los ángeles caídos, recuperarlos.
Para ello envía a la tierra a una emanación de Sí mismo.
Este ángel es Cristo.
Para asemejarse a los humanos, Cristo adquiere un cuerpo apariencial.
Por ello, aparencial es también su vida y muerte en la tierra.
Su misión es recordar a los hombres su origen.
Así, con su Revelación, Cristo libera del poder de Satán.


Jesucristo es una especie de hermano mayor del ser humano, un espíritu generado también por el Buen Principio, pero de una naturaleza superior.


Mediante el ejercicio del ascetismo, los cátaros se espiritualizan, con lo que evitan nuevas reencarnaciones.


El libre albedrío es en realidad obra de Satanás, pues permite hacer el mal.
Cuando el ser humano adquiere plena conciencia de su origen divino y de que lo único importante es lo espiritual, ya no puede pecar.


El universo subsistirá hasta que el alma del último ser humano se libere.
Entonces la materia será destruida y volverá a la nada.
No hay más infierno que estar en la tierra y ser prisionero de la materia.


El ascetismo posibilita una progresiva desvinculación de las exigencias de la vida material.
Los cátaros que habían recibido el “consolamentum” (sacramento cátaro) llevaban una vida austera, se abstenían de alimentos generados sexualmente y renunciaban a lo carnal.
En algunos casos practicaban un extremo ayuno (“endura”) que les condujera a la muerte y, así, a la liberación de la materia.


Las mujeres podían predicar e impartir y recibir el “consolamentum” igual que los hombres: la diferencia sexual era irrelevante para los cátaros, pues las almas no tienen sexo.


Cuando nos liberemos de la materia, volveremos a ser lo que fuimos: radiantes espíritus habitantes de las esferas celestiales.