miércoles, 23 de mayo de 2012

Te esperaré, Señor...



Te esperaré, Señor, tenso el oído
al callado temblor de tu pisada
sobre la senda nueva, acostumbrada
de tanto presentirte ya venido.

Te esperaré, Señor, estremecido
el cielo de mi noche inacabada,
despierta mi impaciencia a tu llamada
y hecha mi cárcel vuelo reprimido.

Te esperaré, Señor, hasta que quieras
trocarme en logro de tu dulce encuentro
esta amarga quietud de mis esperas.

Te esperaré en mi casa anochecida,
vallada en soledad por fuera y dentro,
a la luz de mi lámpara encendida.

Emeterio García Setién

martes, 22 de mayo de 2012

Salva al hombre, Señor...



Salva al hombre, Señor, en esta hora
horrorosa, de trágico destino;
no sabe adónde va, de dónde vino
tanto dolor, que en sauce roto llora.

Ponlo de pie, Señor, clava tu aurora
en su costado, y sepa que es divino
despojo, polvo errante en el camino,
mas que tu luz lo inmortaliza y dora.

Mira, Señor, que tanto llanto, arriba,
en pleamar, oleando a la deriva,
amenaza cubrirnos con la Nada.

¡Ponnos, Señor, encima de la muerte!
¡Agiganta, sostén nuestra mirada
para que aprenda, desde ahora, a verte!

Blas de Otero

viernes, 11 de mayo de 2012

Señor, no me desprecies...



Señor, no me desprecies y conmigo
lucha; que sienta, al quebrantar tu mano
la mía, que me tratas como a hermano,
Padre, pues beligerancia consigo

de tu parte; esa lucha es la testigo
del origen divino de lo humano.
Luchando así comprendo que el arcano
de tu poder es de mi fe el abrigo.

Dime, Señor, tu nombre, pues la brega
toda esta noche de la vida dura
y del albor la hora luego llega;

me has desarmado ya de mi armadura,
y el alma, así vencida, no sosiega
hasta que salga de esta senda oscura.

Miguel de Unamuno

jueves, 10 de mayo de 2012

La senda se va haciendo impenetrable...



La senda se va haciendo impenetrable,
Es un velo de sombras el camino,
A tientas va el viajero persiguiendo
La ilusión que se fue y que ya no vino…
¡Mantén tu fuego ardiendo!
La noche se echa ya por las veredas,
El silencio se tiende en los caminos,
Y hay todavía esperanzas rezagadas
Que en carrera agitada van volviendo…
¡Mantén tu fuego ardiendo!
Hay tempestad arriba… ni una estrella…
Los senderos están resbaladizos
No se distingue nada, ni una huella,
Y el viajero perdido va cayéndose…
¡Mantén tu fuego ardiendo!
Mira cómo el ideal padece frío,
La vida se ha enfermado de tinieblas,
Y ese mal de las sombras va envolviendo
Todo lo que es más bello, hermano mío…
¡Mantén tu fuego ardiendo!
No te asuste la noche, la mañana
Volverá luminosa en su alegría,
Pero en tanto la luz va esclareciendo,
¡Mantén tu fuego ardiendo!
Mantén tu fuego ardiendo…
Defiéndelo del viento, ¡que lo apaga!
Cúbrelo de la lluvia, ¡que lo ahoga!
Y mientras cuesta arriba vas subiendo
O cuesta abajo ya vas descendiendo,
¡Mantén, siempre mantén, tu fuego ardiendo!

Francisco  Estrello

martes, 8 de mayo de 2012

Transfigúrame...



Transfigúrame. Señor, transfigúrame.
Traspáseme tu rayo rosa y blanco.
Quiero ser tu vidriera,
tu alta vidriera azul, morada y amarilla
en tu más alta catedral.
Quiero ser mi figura, sí, mi historia,
pero de ti en tu gloria traspasado.

Pero a mí solo no. Como a los tuyos,
como a Moisés, fuego blanco de zarza,
como a Elías, carro de ardiente aluminio,
cada uno en su tienda, en ti acampados,
purifícame también a todos
los hijos de tu padre,
que te rezan contigo o te rezaron
o acaso ni una madre tuvieron
que les guiara a balbucir el padrenuestro.
Purifícame a todos, a todos transfigúralos.

Si acaso no te saben, o te dudan,
o te blasfeman, límpiales, piadoso,
como a ti la Verónica, su frente,
descórreles las densas cataratas de sus ojos,
que te vean, Señor, y te conozcan;
espéjate en su río subterráneo,
dibújate en su alma
sin quitarles la santa libertad
de ser uno por uno tan suyos, tan distintos.

Que todos puedan en la misma nube,
vestidura de ti, tan sutilísima
fimbria de luz, despojarse y revestirse
de su figura vieja y en ti transfigurada.
Y a mí con ellos todos, te lo pido,
la frente prosternada hasta hundirla en el polvo,
a mí también, el último, Señor,
preserva mi figura, transfigúrame.
  
Gerardo Diego

viernes, 4 de mayo de 2012

Hazme soñar...



Hazme soñar... ¡Soñar, Señor, soñar!...
¡Hace tiempo que no sueño!
Soñé que iba una vez -cuando era niño todavía,
al comienzo del mundo-
en un caballo desbocado por el viento,
soñé que cabalgaba, desbocado, en el viento...
que era yo mismo el viento...
Señor, hazme otra vez soñar que soy el viento,
el viento bajo la Luz, el viento traspasado por la Luz,
el viento deshecho por la luz,
el viento fundido por la luz,
el viento, hecho Luz...
Señor, hazme soñar que soy la Luz...
que soy Tú mismo, parte de Ti mismo...
y guárdame, guárdame dormido,
soñando, eternamente soñando
que soy un rayo de Luz de tu costado.

León Felipe

 

jueves, 3 de mayo de 2012

Señor...




















Señor, entre las sombras voy sin tino:
la fe de mis mayores ya no vierte
su apacible fulgor en el camino;
¡mi espíritu está triste hasta la muerte!

Busco en vano una estrella que me alumbre;
busco en vano un amor que me redima;
mi divino ideal está en la cumbre,
y yo, ¡pobre de mí!, yazgo en la sima...

La lira que me diste, entre las mofas
de los mundanos, vibra sin concierto;
¡se pierden en la noche mis estrofas,
como el grito de Agar en el desierto!

Y, paria de la dicha y solitario,
siento hastío de todo cuanto existe...
Yo, Maestro, cual Tú, subo al Calvario,
y no tengo Tabor cual Tú tuviste...

Ten piedad de mi mal, dura es mi pena,
numerosas las lides en que lucho:
fija en mí tu mirada que serena,
y dame, como un tiempo a Magdalena,
la calma: ¡yo también he amado mucho!

Amado Nervo