viernes, 31 de mayo de 2013

El hallazgo




El Grial se encuentra en un lugar que no está en los mapas.

En la ciudadela solar, a la vez cercana y remota. En el Palacio del Espíritu.
En el fin del mundo, en la cumbre de la más alta montaña.
En el Montsalvatsche.
Un castillo construido sobre roca, envuelto por las nubes, rodeado por las aguas.
En él se hallan los más grandes tesoros, y una fuente de la que mana Agua de Vida.

La búsqueda de ese lugar misterioso va ligada a pruebas y experiencias iniciáticas de carácter heroico.

Para alcanzar ese castillo hay que pasar primero por una tierra peligrosa e incierta, dominada por la malicia del demonio.

El camino que conduce a él puede encontrarse sólo con el propio esfuerzo.
Rogad y preguntad por ese camino.

En algún momento, aparecerá un guía que conducirá al caballero.
Un guía que se encuentra en vosotros, aunque aún no lo conozcáis.
Seguid al guía, que no es un ser terreno.
Él os conducirá a la meta durante la noche.
Necesitaréis el valor del héroe.
Os asaltarán tigres y dragones.
Soplará un viento que hará temblar el mundo.
Un terremoto resquebrajará la tierra
y un gran fuego consumirá la materia.

Pero con el alba desaparecerán las nubes, el castillo se hará visible y el elegido será hecho copartícipe del señorío celestial.
Con el alba volverá la calma y veréis el tesoro.
Un tesoro de poder transformador. Un tesoro que despierta el interior del hombre y le devuelve la salud.

Nadie sabrá que lo poseéis, pero vosotros sabréis que lo habéis encontrado.

 

miércoles, 29 de mayo de 2013

La alquimia interior




El centro primordial, como el castillo del Grial, no se muestra a los espíritus impuros, sino que permanece oculto, protegido por una estirpe de ángeles, de seres gloriosos. Se muestra sólo al héroe mágico, y es poseído por él.

El Grial es un misterio extraño, y terrible para los que no están preparados.

El héroe ha de abrirse camino hacia el “paraíso” con una lucha atroz, consistente en superar ese estado de latencia llamado “enfermedad”, “impureza”, “imperfección”, “muerte”, mediante actuaciones de carácter iniciático.

El Grial, como la lanza o la espada, tiene un lado peligroso, un lado destructivo, para quien se aproxime a él sin ser capaz de hacer que su fuerza supere su límite natural.

La aproximación al Grial acarrea daño si no va precedida de una “purificación” completa.

El Grial es Agua de Vida, pero también veneno que todo lo disuelve, rayo que todo lo quema, hacha que todo lo hiere.

Para ser capaz de superar el peligro hay que realizar la obra invisible: Resucitar al muerto interior, alcanzar la realeza iniciática, convertir la sangre en fuego, en sol, en oro.

domingo, 19 de mayo de 2013

La piedra




El acceso al castillo del Grial, al castillo de Montsalvatsche, al castillo del Rey, se conquista con las armas en la mano.
La búsqueda implica una lucha sin tregua.

Los filósofos herméticos buscan su “piedra” como los caballeros buscan el Grial, piedra celestial.

Búsqueda que se inicia con la de la “materia” de la Obra.
La “materia” buscada en la tradición hermética se identifica con la “piedra”.
Y la “piedra” es el Grial. La piedra sagrada, cuyo poder es más fuerte que cualquier otro.
La segunda operación tiene por objeto encontrar, misteriosamente, en esta “materia”, la “sangre”, el “oro”. El despertar y la reintegración. Una realeza primordial. Un principio que renueva, que da vida, salud y victoria.

«La piedra que no es piedra ni tiene naturaleza de piedra» se halla en la cumbre de la más alta montaña.

Nuestra piedra oculta no puede conocerse ni verse sin inspiración:
Sin formular la pregunta del Grial, que el héroe al principio no entiende, pero finalmente la hace y realiza así su cometido.

martes, 14 de mayo de 2013

Las pruebas




En Wolfram von Eschenbach, Kyot, para descifrar los textos que contienen los misterios del Grial “leídos en las estrellas”, tuvo que aprender el lenguaje mágico.
El Grial es un misterio.

Un misterio peligroso, si no se está preparado.

Algunas pruebas del Grial “ponen blancos los cabellos” y suscitan en quienes intentan superarlas sin la preparación suficiente un profundo terror, una íntima infelicidad.

Pueden producir heridas; pueden provocar ceguera.

Pero, en Wolfram, Parsifal, alma de acero, finalmente consigue la “sabiduría”.

Un bautismo de sabiduría; una gnosis sobrenatural.

El Grial da sabiduría a quien está preparado para recibir ese bautismo.

lunes, 13 de mayo de 2013

La inmortalidad




El caballero ha de recibir un “bautismo de fuego”: ha de atravesar una iniciación guerrera, heroico-solar, que le posibilite un segundo nacimiento. El nacimiento a la vida inmortal.

Ese bautismo crea un nexo inmaterial entre los iniciados, que han recibido una misma influencia invisible que los hace conocedores del misterio.

En el texto de Manessier, Parsifal, tras cumplir su misión, renuncia a la dignidad real y, tomando consigo el Grial, la espada y la lanza, se retira a otra vida.

De la misma forma, en el Perceval li Gallois, Parsifal y los suyos se retiran a llevar una vida diferente.

Para conducirlos hasta su lugar de retiro aparece una nave con cruz roja sobre vela blanca, y desde entonces no se supo ya nada más de Parsifal ni del Grial.

En La Queste du Graal una mano celestial toma el Grial, que jamás se volvió a ver, y Parsifal se retira en la soledad y muere. O sea, trasciende.

En la Morte D’Arthur, Galahad en su prisión es alimentado por el Grial, y, una vez conseguida la visión total de éste, no trata de hacerse con el reino, sino que pide abandonar la Tierra. Cumpliendo sus deseos, vienen los ángeles a llevarse su alma al cielo. Una mano celestial coge el vaso, «y desde entonces no puede haber nadie tan temerario como para afirmar que ha visto el Grial».

domingo, 12 de mayo de 2013

La caballería espiritual




La “caballería espiritual del Grial” tenía carácter iniciático.

En el Perlesvaus, los guardianes del Grial en la “Isla” son figuras a un tiempo ascéticas y guerreras, que ostentan una cruz roja sobre una túnica blanca.

También José de Arimatea dio a Evelach, antepasado de Galahad, héroe del Grial, un escudo blanco con cruz bermeja.

Y una nave con cruz roja sobre vela blanca, es la que acude a recoger a Parsifal para conducirlo a la sede desconocida donde se custodia el Grial y de donde Parsifal ya no volverá.

El Grial es custodiado por monjes guerreros.

Por una Orden en la que el combate, la “guerra santa”, era una vía de iniciación, de ascesis y de liberación.

La guerra santa, en su significado metafísico, es la capacidad de hacer de la guerra una preparación ascética para alcanzar la inmortalidad.

domingo, 5 de mayo de 2013

La Iniciación




El Grial es la piedra brillante que ilumina el mundo y borra todo daño  terrenal.

Una dama misteriosa y solitaria es su portadora.
Es la representante de la Sabiduría. La Guía de la Iniciación.

El Grial hiere y sana, mata y resucita.
Sus caballeros han de estar preparados para luchar. Han de entregarse absolutamente a su servicio.

El Grial posibilita el éxtasis:
Una experiencia sobrenatural, trascendente, que conduce a la Eternidad.

El Grial despierta la mente que duerme.
Se trata del despertar iniciático, que hace temblar el alma.
De la misma forma que Dante, frente a la visión de la mujer, dice:
«el corazón, que estaba vivo, quedó muerto».
Es la muerte que permite el acceso a la otra realidad. A la realidad del Grial.