sábado, 13 de julio de 2013

El prólogo del Evangelio de Juan




El comienzo del Evangelio de Juan admite distintas traducciones e interpretaciones, según donde se sitúen las cesuras de los versículos.

La Vulgata de San Jerónimo (traducción al latín efectuada en el siglo IV, y que fue imponiéndose en Occidente), unía dos versículos y decía:
«...Y sin Él, nada fue hecho de lo que estaba hecho.
En Él estaba la vida».

En cambio, la traducción en la Biblia languedociana latina mantenía la cesura, y decía:
«Todas las cosas fueron hechas por Él, y sin Él nada (nichil) fue hecho.
Lo que en Él fue hecho era la vida...»

Basándose en esta versión, los cátaros pudieron traducir al occitano:
«...E senes El es fait nient».
Es decir: «y sin Él se hizo la nada».

La palabra latina “nichil” es entendida por los cátaros no como “ninguna cosa”, sino como “la Nada”: La entidad negativa que obra en la materia, y que ha sido creada sin la intervención de Dios.

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