Durante mucho
tiempo, el arte se encargó de transmitir conocimientos de origen y validez no
meramente “humanos”. De darles expresión y hacerlos accesibles para aquéllos
que eran incapaces de una comprensión intelectual directa.
Durante mucho
tiempo el artista fue un vate que canalizaba el conocimiento supra racional.
Justo lo contrario
es lo que acontece en la actualidad.
Mientras que el
arte tradicional o “sagrado” (“sagrado” no en sentido simplemente religioso y
eclesiástico, porque las diferentes mitologías y símbolos entran en la idea más
vasta de lo “sagrado”) espiritualizaba lo terreno, hoy el arte degrada y
deforma lo espiritual.
El ingrediente
bajo y terrenal ha sustituido todo elemento místico y metafísico, todo se ha
vuelto oscuro, corrompido, turbio.
El arte ha
olvidado su misión reveladora. Se ha perdido el mensaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario