domingo, 14 de diciembre de 2014

El Bien y el Mal



Según el mazdeísmo iraní, desde la eternidad dos principios luchan entre sí: el de la vida y el de la muerte.

El primero tiene por símbolo el sol; es la luz espiritual, la bondad, Ahura-Mazda (Ormuz).
El segundo, simbolizado por las tinieblas, es la maldad y la devastación, Ahriman.

Ahura-Mazda creó el cielo y la tierra, pero su creación fue desvirtuada debido a la intervención de Ahriman.

El ser humano tiene la obligación de luchar en pro del bien y en contra del mal.

Las almas de los muertos se dirigen al puente de Chinvat.
Los justos lo franquean y llegan al Garo-demana, la Casa de los Cantares, donde Ahura-Mazda tiene su trono.

Los pecadores pasan de largo ante él y permanacen en este mundo, el Drudjo-demana o Casa de la Mentira, hasta el día en que llegue el Salvador Saosyant, que muestra a todos los hombres el camino que lleva a Ahura-Mazda.

La lucha entre ambos principios debe durar doce mil años, pero al fin Ahriman será vencido gracias a la intervención del Salvador Saosyant. Esto ocurrirá el día del Juicio Final.

El Salvador Saosyant nacerá de una virgen, resucitará a los muertos, separará a los buenos de los malos.
Los pitagóricos le llamaban también Rhadamanthys, juez de los muertos.
El “Último Juicio” no entregará a los malos a la condenación eterna, sino que éstos, convertidos por la bondad de Ahura-Mazda, reconocerán a éste como a su único dios.

A partir del día del Juicio Final no habrá ya sino luz y amor.

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