El consolament era también una suerte de
ordenación sacerdotal.
Con el gesto de
la imposición de la mano y el Libro se transmitía la filiación del Espíritu.
El clero cátaro
de los Buenos Hombres y las Buenas Mujeres era a la vez regular y secular.
Como sacerdotes,
predicaban en público y administraban el sacramento.
Como monjes,
llevaban una vida consagrada de acuerdo con una regla, en casas comunes.
Su liturgia
sencilla y ritualizada consistía básicamente en la solemne ceremonia de la
imposición de manos, el recitado del Padrenuestro y la lectura del Evangelio
de Juan.
Todo Buen Hombre
y Buena Mujer podía convocar al Espíritu.
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