martes, 27 de agosto de 2013

El consolament




Los registros inquisitoriales recogen la declaración de Raimond de Péreille, señor de Montségur, ante el inquisidor hermano Ferrer, en la primavera de 1244. El inquisidor interrogaba a todos los supervivientes tras la toma del castillo.

En el testimonio de Raimond se incluye la descripción de un consolament celebrado en Montségur hacia 1215.

El señor contó que sus compañeros y él mismo saludaron a los Buenos Hombres con un melhorier, término de saludo que la Inquisición transcribía como “adoración”:
«Los asistentes les adoraron haciendo tres genuflexiones, diciendo cada vez “benedicite” y añadiendo al último benedicite: “Monseñores, rogad a Dios por este pobre pecador que soy, para que haga de mí un Buen Cristiano y me conduzca a un buen fin”. Los herejes respondían a cada benedicite: “Que Dios os bendiga”, y añadían después del último benedicite: “Que Dios haga de vos un Buen Cristiano y os conduzca a un buen fin”».

Luego contó cómo «el obispo (de Toulousain) Gaucelin, Guilhabert de Castres y otros herejes consolaron y recibieron a Raimond Ferrand de Fanjeaux»:
«Al principio, a petición de los herejes, declaró rendirse a Dios y al Evangelio y a la orden de su secta; luego prometió que en adelante no comería ya carne, ni huevos, ni queso ni ningún alimento graso, salvo aceite y pescado; prometió también que no juraría ni mentiría ni se entregaría a lujuria durante todo el tiempo de su vida, y que no abandonaría la secta de los herejes por temor al fuego, al agua o a cualquier otro tipo de muerte. Hechas estas promesas, los herejes posaron las manos y el libro en su cabeza, leyeron y oraron a Dios, haciendo muchas venias y genuflexiones; asistí a este consolament con otros de los que no me acuerdo. Y allí todos, tanto yo como los demás, adoramos a esos herejes, y tras la adoración recibimos de los herejes la paz, besándolos dos veces a través del rostro; luego nos besamos los unos a los otros del mismo modo.
Añado que Raimond Ferrand me dio su caballo».

La administración inquisitorial utilizaba una pauta de interrogatorio preestablecida, con formulario integrado: era, repetida una y otra vez, la misma fórmula, que servía para el relato de todas las ceremonias cátaras por todos los declarantes.
Pero este relato-tipo se corresponde con lo que se conoce por otras fuentes.

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