viernes, 31 de mayo de 2013

El hallazgo




El Grial se encuentra en un lugar que no está en los mapas.

En la ciudadela solar, a la vez cercana y remota. En el Palacio del Espíritu.
En el fin del mundo, en la cumbre de la más alta montaña.
En el Montsalvatsche.
Un castillo construido sobre roca, envuelto por las nubes, rodeado por las aguas.
En él se hallan los más grandes tesoros, y una fuente de la que mana Agua de Vida.

La búsqueda de ese lugar misterioso va ligada a pruebas y experiencias iniciáticas de carácter heroico.

Para alcanzar ese castillo hay que pasar primero por una tierra peligrosa e incierta, dominada por la malicia del demonio.

El camino que conduce a él puede encontrarse sólo con el propio esfuerzo.
Rogad y preguntad por ese camino.

En algún momento, aparecerá un guía que conducirá al caballero.
Un guía que se encuentra en vosotros, aunque aún no lo conozcáis.
Seguid al guía, que no es un ser terreno.
Él os conducirá a la meta durante la noche.
Necesitaréis el valor del héroe.
Os asaltarán tigres y dragones.
Soplará un viento que hará temblar el mundo.
Un terremoto resquebrajará la tierra
y un gran fuego consumirá la materia.

Pero con el alba desaparecerán las nubes, el castillo se hará visible y el elegido será hecho copartícipe del señorío celestial.
Con el alba volverá la calma y veréis el tesoro.
Un tesoro de poder transformador. Un tesoro que despierta el interior del hombre y le devuelve la salud.

Nadie sabrá que lo poseéis, pero vosotros sabréis que lo habéis encontrado.

 

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