El caballero ha
de recibir un “bautismo de fuego”: ha de atravesar una iniciación guerrera,
heroico-solar, que le posibilite un segundo nacimiento. El nacimiento a la vida
inmortal.
Ese bautismo
crea un nexo inmaterial entre los iniciados, que han recibido una misma
influencia invisible que los hace conocedores del misterio.
En el texto de
Manessier, Parsifal, tras cumplir su misión, renuncia a la dignidad real y,
tomando consigo el Grial, la espada y la lanza, se retira a otra vida.
De la misma
forma, en el Perceval li Gallois,
Parsifal y los suyos se retiran a llevar una vida diferente.
Para conducirlos
hasta su lugar de retiro aparece una nave con cruz roja sobre vela blanca, y
desde entonces no se supo ya nada más de Parsifal ni del Grial.
En La Queste du Graal una mano celestial
toma el Grial, que jamás se volvió a ver, y Parsifal se retira en la soledad y
muere. O sea, trasciende.
En la Morte D’Arthur, Galahad en su prisión
es alimentado por el Grial, y, una vez conseguida la visión total de éste, no
trata de hacerse con el reino, sino que pide abandonar la Tierra. Cumpliendo
sus deseos, vienen los ángeles a llevarse su alma al cielo. Una mano celestial
coge el vaso, «y desde entonces no puede haber nadie tan temerario como para
afirmar que ha visto el Grial».
No hay comentarios:
Publicar un comentario