lunes, 13 de mayo de 2013

La inmortalidad




El caballero ha de recibir un “bautismo de fuego”: ha de atravesar una iniciación guerrera, heroico-solar, que le posibilite un segundo nacimiento. El nacimiento a la vida inmortal.

Ese bautismo crea un nexo inmaterial entre los iniciados, que han recibido una misma influencia invisible que los hace conocedores del misterio.

En el texto de Manessier, Parsifal, tras cumplir su misión, renuncia a la dignidad real y, tomando consigo el Grial, la espada y la lanza, se retira a otra vida.

De la misma forma, en el Perceval li Gallois, Parsifal y los suyos se retiran a llevar una vida diferente.

Para conducirlos hasta su lugar de retiro aparece una nave con cruz roja sobre vela blanca, y desde entonces no se supo ya nada más de Parsifal ni del Grial.

En La Queste du Graal una mano celestial toma el Grial, que jamás se volvió a ver, y Parsifal se retira en la soledad y muere. O sea, trasciende.

En la Morte D’Arthur, Galahad en su prisión es alimentado por el Grial, y, una vez conseguida la visión total de éste, no trata de hacerse con el reino, sino que pide abandonar la Tierra. Cumpliendo sus deseos, vienen los ángeles a llevarse su alma al cielo. Una mano celestial coge el vaso, «y desde entonces no puede haber nadie tan temerario como para afirmar que ha visto el Grial».

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