En Wolfram von
Eschenbach, Kyot, para descifrar los textos que contienen los misterios del
Grial “leídos en las estrellas”, tuvo que aprender el lenguaje mágico.
El Grial es un
misterio.
Un misterio
peligroso, si no se está preparado.
Algunas pruebas
del Grial “ponen blancos los cabellos” y suscitan en quienes intentan
superarlas sin la preparación suficiente un profundo terror, una íntima
infelicidad.
Pueden producir
heridas; pueden provocar ceguera.
Pero, en
Wolfram, Parsifal, alma de acero, finalmente consigue la “sabiduría”.
Un bautismo de
sabiduría; una gnosis sobrenatural.
El Grial da
sabiduría a quien está preparado para recibir ese bautismo.
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