El conocimiento
mágico-hermético ayudó a Flegetanis a descifrar los textos originarios del
Grial.
El Grial aparece
conectado con un poder misterioso que hace referencia al “estado primordial”,
conservado de algún modo en el periodo del “exilio”.
Es el poder de
lo alto, cuyo símbolo es el Grial: una presencia secreta de lo que fue el
estado primordial y divino.
Lo custodia una
estirpe de “Vigilantes”, concebida como instructora mística de la humanidad.
La búsqueda del
Grial es un intento de reconquista “heroica” de aquel estado primordial.
En Wolfram, Parsifal
culmina su búsqueda, hasta el punto de que finalmente se convierte en Rey del
Grial y en Restaurador.
En su
peregrinaje, Parsifal se considera abandonado por Dios, siente cólera, se
rebela.
Parsifal acusa a
Dios de haberle traicionado, de no haber tenido fe en él, por no haberle
asistido en la conquista del Grial.
Animado por esa
furia y ese orgullo, Parsifal, tras haber fracasado en su primera visita al
castillo del Grial, acomete sus aventuras.
Y así,
entregándose a empresas “salvajes” de caballería, acaba venciendo y consigue
la gloria del Grial.
Trevrizent le
dice: Rara vez se vio milagro más grande: al mostrar vuestra ira, habéis obtenido
de Dios lo que deseabais.
Además, en
Wolfram, Parsifal llega al castillo del Grial de modo excepcional, sin haber
sido designado o llamado como los otros.
Son las mismas
aventuras de Parsifal las que determinan su posterior elección. Trevrizent
dice: Nunca había ocurrido que el Grial pudiese ser conquistado combatiendo.
El anterior rey
del Grial, el rey del Grial por naturaleza, ha caído en decadencia, ha sido
herido, se ha vuelto inútil.
El héroe,
gracias a su voluntad y a su acción, se acerca al Grial, se convierte en
caballero del Grial, llega a participar en aquello de lo que el Grial es
símbolo, y, por último, hace suya la suprema dignidad de la Orden del Grial.
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