domingo, 17 de marzo de 2013

Grial




La visión del Grial fulmina, ciega. Produce el éxtasis y la muerte.

Es la visión de lo sagrado; de lo inefable; de la divinidad.
También Dante, al contemplar el Empíreo, pierde la vista, aunque después la recobre.

La fuerza del Grial destruye a todos los que intentan asirlo sin tener la cualificación adecuada.

El exceso que el poder trascendente constituye para un ser no preparado, hace actuar como fuerza destructora a una fuerza de vida.


Según la “Continuación” del “Conte” de Chrétien por Gerbert de Montreuil, Mordrain construye un altar para el Grial, pero un ángel con una espada flamígera le impide el acceso a la copa. El ángel, como castigo por su intento, le anuncia que no podrá morir y que sus heridas permanecerán abiertas hasta la llegada del caballero que «hará la pregunta».

La Queste du Graal cuenta que Mordrain se quedó ciego al contemplar lo que ninguna lengua puede expresar: su tentativa de ver el Grial desencadenó un viento sobrenatural que le privó de la vista, y en ese estado fue condenado a permanecer hasta que llegase el héroe que comprendiera el misterio del Grial y lo sanara.

Wolfram dice que, para los culpables, el Grial se hace tan pesado que no podrían sostenerlo ni siquiera todos juntos.


En la Morte D’Arthur se cuenta que, al observar «una gran claridad, como si todas las antorchas del mundo se reuniesen en aquella sala», debida al Grial, Lanzarote se acerca. Una voz le aconseja no entrar, le dice que huya o tendrá que arrepentirse. Él no obedece y entra. Una llamarada le golpea el rostro. Lanzarote cae al suelo y ya no puede levantarse. Sus compañeros lo creen muerto, pero un viejo les dice: «En nombre de Dios, ése no está muerto, sino más lleno de vida que el más poderoso de todos vosotros».
Lanzarote permanece en ese estado de muerte aparente durante veinticuatro días, y las primeras palabras que luego pronuncia son: «¿Por qué me habéis despertado? Estaba mucho mejor que ahora».
Ha pasado por un estado iniciático, un estado en el que la participación en el poder del Grial resulta posible por una suspensión de la conciencia y de la limitación que ella comporta mientras no se haya accedido a un estado superior del ser.
Ese trance evita el efecto destructor y trastornador que provoca la experiencia del «contacto».


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