Este Señor y creador malo que ha ordenado cometer
homicidio en el mundo temporal; este creador que, en el mundo temporal, según
las Escrituras, ha hecho masacrar sin piedad a tantos hombres y mujeres, no es
el verdadero Creador.
Es sobre todo respecto a esto cuando la cosa
parece del todo increíble:
¿Cómo habría podido el verdadero Creador condenar
sin misericordia a una muerte cruel a tantos niños?
Jesucristo ciertamente no ha enseñado a aquéllos
que siguen su ley a exterminar a sus enemigos en este mundo temporal; bien el
contrario, les ha mandado no hacer más que el bien, como dijo Él mismo en el
Evangelio de San Mateo: "Habéis aprendido que ha sido dicho: Amaréis al
prójimo y odiaréis a vuestro enemigo. Y yo os digo: Amad a vuestros enemigos"
(Mt, V, 43-44). No dijo tampoco en este mundo visible: Perseguiréis a vuestros
enemigos como lo ha hecho vuestro padre, desde siempre, sino al contrario:
"Amad a vuestros enemigos y haced el bien a aquéllos que os odian, y rogad
por aquéllos que os persiguen y calumnian; a fin de ser hijos de vuestro Padre
que está en los cielos" (Mt., V, 44-45).
Luego el Padre de Jesucristo no puede, en este
mundo, exterminar, ante los ojos de todos, a tantos hombre y mujeres, siendo
como es "el Padre de las misericordias y el Dios de toda
consolación", como resalta el apóstol (2 Co., I, 3 ).
Hay pues, sin ninguna duda, un creador malo que es
la causa y principio de todo mal.
Existe un dios maligno - señor y creador - que es
la fuente y la causa de todos los males.
De no ser así, habría que concluir que es el
verdadero Dios - Aquél que es la luz, que es el bueno y santo; que es la fuente
y el origen de toda dulzura, de toda suavidad y de toda justicia - el que sería
la causa y el principio de toda iniquidad y de toda malicia, de toda amargura y
de toda injusticia.
Lo cual ningún sabio sostendrá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario