Esto está claramente expresado en las divinas
Escrituras; que el Señor verdadero Dios destruirá al "Poderoso" y a
todas sus fuerzas que trabajan cada día contra Él y contra su creación.
David dice de aquél que es poderoso en malignidad:
"Es por eso por lo que Dios os destruirá para siempre; os arrancará de
vuestro puesto, os hará salir de vuestra tienda y quitará vuestra raíz de la
tierra de los vivos" (Sal., LI, 7). Y para solicitar la ayuda de su Dios
contra este Poderoso, David dice: "Rompe el brazo del malo; Tú le
castigarás por sus prevaricaciones y no será más. El Señor reinará en todos los
siglos y en la eternidad" (Sal., X, 15-16). También dice: "Un momento
más y el malvado ya no será, miraréis el sitio donde estaba y ya no lo
encontraréis allí" (Sal., XXXVI, 10).
Está escrito en los Proverbios de Salomón:
"El impío será arrojado en su malicia" (Pr., XIV, 32).
El apóstol, haciendo alusión a la destrucción del
"Poderoso" por el advenimiento de nuestro Señor Jesucristo, dice a
los Hebreos: "Destruyó con su muerte a aquél que tenía el imperio de la
muerte, es decir al diablo" (Heb., II, 14).
Así, nuestro Señor se ha esforzado en destruir, no
solamente a este Poderoso, sino también a todas las fuerzas o Dominaciones que
alguna vez han sojuzgado, por el Poderoso, a las criaturas del Dios bueno
sometidas al imperio de este malo.
Dice el apóstol en la primera epístola a los
Corintios: "Y entonces llegará la consumación de todas las cosas, cuando
haya devuelto el reino a su Dios y Padre y haya aniquilado todo imperio, toda
dominación y todo poder, toda virtud maligna..., y la muerte será el último
enemigo que será destruido" (1 Co., XV, 24-26).
El mismo apóstol dice a los Colosenses:
"Demos gracias a Dios Padre, que nos ha arrancado del poder de las
tinieblas y nos ha hecho entrar en el reino de su Hijo bienamado" (Col.,
I, 12-13). Dice también: "Cuando estabais muertos, Jesucristo os ha hecho
revivir con Él. Ha borrado por sus disposiciones la cédula escrita por nuestra
mano, la cual daba testimonio contra nosotros: ha abolido está cédula que nos
era desfavorable, atándola a su cruz. Y habiendo desarmado a las potencias y
los principados, los ha expuesto como espectáculo, tras haber triunfado por sí
mismo" (Col., II, 13-15).
Cristo dice en el Evangelio de San Mateo, cuando
van a prenderlo: "Es ésta vuestra hora y la del poder de las
tinieblas" (Lu., XXII, 53).
Por lo que se ha de creer que el poder de Satanás
y de las tinieblas no pueden proceder del Señor verdadero Dios.
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