Puesto que Dios no es poderoso en el mal, ya que
no tiene poder para hacer aparecer el mal, debemos creer que hay otro principio
que es poderoso en el mal.
De él provienen todos los males que han sido, que
son y que serán.
Es de él de quien seguramente David ha querido
hablar, cuando dice: "¿Por qué te glorificas en tu malicia, tú que sólo
eres poderoso para cometer iniquidad? Tu lengua ha meditado la injusticia
durante todo el día; has introducido, como un cuchillo afilado, tu engaño. Has
amado más la malicia que la bondad, y has preferido un leguaje de iniquidad al
de la justicia" (Sal., LI, 3-5).
El profeta Daniel dice: "Y como miraba
atentamente, vi que este cuerno hacía guerra contra los santos y tenía ventaja
sobre ellos, hasta que el Anciano de los Días apareció". (Da., VII,
21-22). Y dice también: "Tras ellos se levantará otro que… hablará
insolentemente contra el Altísimo, quebrantará a los santos del Altísimo, y
pensará mudar los tiempos y la ley" (Da., VII, 24-25). Y de nuevo:
"Elevó su gran cuerno hasta los ejércitos del cielo e hizo caer a los más
fuertes y a aquéllos que eran como estrellas... y los holló. Se elevó incluso
hasta el príncipe de la fortaleza y le quitó su sacrificio perpetuo y deshonró el
lugar de su santuario" (Da., VIII, 9-11).
Y San Juan dice en el Apocalipsis: "Otro
prodigio apareció también en el cielo: un gran dragón rojo que tenía siete
cabezas y diez cuernos y siete diademas sobre sus siete cabezas. Arrastraba con
su cola la tercera parte de las estrellas del cielo y las hizo caer sobre la
tierra" (Apoc., XII, 3-4); "el gran dragón, esta antigua serpiente
que es llamada Diablo y Satán, sedujo a todo el mundo" (Apoc., XII, 9).
Ante semejantes testimonios parece cosa imposible
que este Poderoso, así como su poder o fuerza, hayan sido creados por el Señor
verdadero Dios, puesto que obra cada día muy malignamente contra Él, y porque
este Dios, el nuestro, se esfuerza vigorosamente por combatirlo. Lo que no
haría el verdadero Dios si el mal procediese de Él.
Es por lo que hay que creer que existe otro
Principio, el del Mal, que es poderoso en iniquidad, del que fluyen el de
Satanás, el de las tinieblas y el de todas las dominaciones que se oponen al
verdadero Dios.
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