Parzival abandonó a su apenada
madre y la reencontró después del largo trayecto en busca del Grial. El buscador del Grial tuvo que
hacer el viaje de la madre humana a la madre divina.
Parzival completó el círculo;
atravesó el bosque; fue más allá de la vida; logró ser rey.
Sus ojos miraron el cáliz de la
luz, ante la cual el fulgor terrenal es nada.
El cáliz le fue mostrado por una
reina. Por la Sabiduría, la madre celeste, la mujer que sostiene el
receptáculo del conocimiento, la piedra filosofal.
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