Satanás, habiendo llenado su corazón de malicia,
remontó hacia el ángel que mandaba en el aire, y hacia aquél que mandaba en las
aguas, y les dijo: "Todo esto me pertenece; si vosotros me escucháis
situaré mi trono sobre las nubes y seré parecido al Altísimo. Levantaré las
aguas por encima del firmamento y juntaré el resto de las aguas en vastos
mares; después de lo cual no habrá más agua sobre toda la superficie de la
tierra, y reinaré con vosotros hasta el fin de los siglos". Él habló así a
los ángeles.
Y él subió hacia los cielos, corrompiendo a los
ángeles del Padre invisible, haciendo proposiciones a los ángeles; y llegó
hasta el cuarto cielo, seduciendo a los ángeles del Padre invisible.
Su faz era toda ella como el hierro enrojecido
bajo la acción del fuego, y su cara tenía la apariencia de la de un hombre, y
tenía siete colas con las cuales arrastró a la tercera parte de los ángeles de
Dios.
El Diablo puso su trono en el firmamento y dio
órdenes al ángel que tenía mandato sobre el aire y a aquél que tenía mandato
sobre el agua. Ellos levantaron dos partes de las aguas en el aire de abajo a
arriba, y de la tercera parte hicieron los vastos mares. Y así hubo separación
de las aguas.
Y el Diablo dio órdenes al ángel que estaba sobre
las aguas. Y éste elevó la tierra con su cabeza y el suelo seco apareció.
Y el Diablo tomó la corona del ángel que gobernaba
el aire, de una mitad hizo la luz del sol, y de la otra, la luz de la luna. Y
con las piedras preciosas hizo el fuego: con este fuego hizo las miríadas de
estrellas; y con éstas a su milicia.
Hizo también los truenos y las lluvias, los hielos
y las nieves, y envió a los ángeles, sus ministros, para gobernarlos.
Y ordenó a la tierra que hiciera salir de su seno
todo ser viviente, los animales, los árboles y las yerbas. Al mar le ordenó
producir peces y al aire los pájaros del cielo.
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