jueves, 3 de mayo de 2012

Señor...




















Señor, entre las sombras voy sin tino:
la fe de mis mayores ya no vierte
su apacible fulgor en el camino;
¡mi espíritu está triste hasta la muerte!

Busco en vano una estrella que me alumbre;
busco en vano un amor que me redima;
mi divino ideal está en la cumbre,
y yo, ¡pobre de mí!, yazgo en la sima...

La lira que me diste, entre las mofas
de los mundanos, vibra sin concierto;
¡se pierden en la noche mis estrofas,
como el grito de Agar en el desierto!

Y, paria de la dicha y solitario,
siento hastío de todo cuanto existe...
Yo, Maestro, cual Tú, subo al Calvario,
y no tengo Tabor cual Tú tuviste...

Ten piedad de mi mal, dura es mi pena,
numerosas las lides en que lucho:
fija en mí tu mirada que serena,
y dame, como un tiempo a Magdalena,
la calma: ¡yo también he amado mucho!

Amado Nervo



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