martes, 21 de febrero de 2012

BOGOMILISMO


El bogomilismo surgió hacia el siglo IX en la Europa oriental, en la región de Tracia (actual Bulgaria y norte de Grecia). La llamada Iglesia Griega tiene su origen en Bulgaria, pero se extendió por Bizancio y, sobre todo, la actual Bosnia.

El estado búlgaro, constituido por una nobleza procedente de una tribu turco-tártara que dominaba de manera brutal a un campesinado eslavo, representaba una amenaza para el Imperio Bizantino en su flanco occidental.
En el 864, presionado por el ejército imperial, el soberano búlgaro es bautizado por los ortodoxos griegos. A partir de ese momento la Iglesia ortodoxa emprende la labor misionera en Bulgaria, frente a las prácticas animistas extendidas en el territorio.
Pero la evangelización ortodoxa de Bulgaria siempre fue precaria, de manera que la zona resultaba terreno propicio para la expansión de otras creencias.


La palabra “bogomilo”, de origen eslavo, quiere decir “amado de Dios”: “bog” significa “dios” y “mil, milo”, significa “querido”.
Hay quien hace derivar el término del nombre de su principal patriarca, que se hacía llamar Bogomil, pero en cualquier caso la etimología no variaría, pues Bogomil es equivalente al nombre griego Teófilo, “amigo de Dios”.

Ese monje, sacerdote o pope búlgaro, apodado a sí mismo Bogomil o Bogomilo, misterioso personaje del que nada se sabe a ciencia cierta, aunó las distintas creencias dualistas arraigadas en la región, dando origen al bogomilismo, la temible “herejía búlgara”.


En una tierra cuya población se hallaba esclavizada, el bogomilismo obtuvo un rápido éxito.

En sus comienzos, el movimiento bogomilita predicó contra las clases gobernantes y adineradas de Bulgaria, lo que le atrajo la simpatía inmediata de las clases oprimidas. La nueva doctrina pronto pronto se extendió y consiguió adeptos.
Los señores feudales, el rey y la iglesia oficial, fueron considerados por el bogomilismo como obra de Satanael, provocando una reacción social sin precedentes en la Edad Media.
Los predicadores bogomilos incitaban a los siervos a dejar de trabajar para sus señores. Lideraron un sinfín de revueltas contra las autoridades y el orden establecido, al que consideraban obra demoníaca.
Así pues, las persecuciones que sufrió la “herejía búlgara” tuvieron más razones políticas que religiosas.


El bogomilismo se difundió por Asia Menor, por los Balcanes y hasta los confines de Bizancio.
En la propia capital del Imperio bizantino, Constantinopla, hubo bogomilos que llegaron a sublevarse contra el clero ortodoxo. Muchos de ellos fueron quemados vivos, entre ellos su jefe, Basilio.

El bogomilismo fue duramente perseguido por los soberanos búlgaros y por los emperadores bizantinos, porque los bogomilos señalaban al Papado y al Imperio como los principales pilares del orden opresivo impuesto por el demonio, y ponían en marcha la rebelión.


En Tracia los bogomilos fueron prácticamente exterminados.
Los sobrevivientes se refugiaron en el territorio de la actual Bosnia, en la frontera entre las zonas de influjo de la Iglesia Católica Romana (croatas católicos) al oeste y de la Iglesia Ortodoxa Griega (serbios ortodoxos) al este.
Allí, el poder de los “herejes búlgaros” fue tal que llegaron a constituir un estado, con el bogomilismo como religión oficial.
Pero en 1203 su soberano sólo conseguía conservar el poder a cambio de abandonar la doctrina bogomila por la católica, aceptando la tutela húngara.

Los bogomilos se dispersaron entonces por la Europa central y occidental, donde sufrieron la represión de las autoridades católicas.
Algunos se adhirieron al movimiento husita.


Durante siglos, comunidades y ciudades enteras se declararon abiertamente bogomilas, hasta que las persecuciones de ortodoxos, católicos y musulmanes les obligaron a “convertirse” y guardar las apariencias.
Muchos bogomilos acabaron acercándose a las religiones de los pueblos dominadores del momento, la católica, la ortodoxa o la musulmana, pero conservando sus creencias dualistas. Incluso hubo bogomilos infiltrados entre los monjes ortodoxos de los monasterios del monte Athos.
Cuando en el siglo XV se produjo la invasión otomana de la península de los Balcanes, gran parte de los bogomilos se alió con los turcos contra los cristianos.
A partir de entonces, la mayoría de los bogomilos se convirtió al Islam sunnita.

En Albania en la actualidad muchas poblaciones que se dicen musulmanas en realidad profesan una mezcla de Islam y dualismo que delata su origen bogomilo.


La herejía bogomila tuvo una larga historia, llegando restos de la misma hasta el siglo XVII.
Las revueltas iniciales habían estado caracterizadas por el uso de una extrema violencia, motivo por el cual fueron muy temidos por sus contemporáneos. Sin embargo, con el tiempo los bogomilos adoptaran un perfil mas religioso.


Se conocieron dos ramas principales: una, la más estricta, recibió el nombre de “albanesa” por el hecho de que gran parte de sus integrantes se retiraba a vivir en las zonas montañosas de esa zona; la rama menos estricta se ha conocido con el nombre de “garatense”, tomado del nombre de su fundador, Garatus.


Hoy aún, en tierras búlgaras se conserva un abundante folklore de cuentos y leyendas cuyos protagonistas son Dios y el Diablo, empeñados en una lucha cósmica.
Se trata de historias impregnadas de dualismo, de relatos que recogen la corriente de pensamiento que afirma la existencia en el Universo de dos fuerzas antagónicas en lucha perpetua.
Tras una aparente confesionalidad ortodoxa, católica, protestante o musulmana, muchos búlgaros guardan lo esencial de las enseñanzas bogomilas.


***


La cosmogonía bogomila sostenía la concepción dualista maniquea del origen del mundo.
Un Universo concebido como un campo de batalla entre dos principios irreconciliables: Luz y Oscuridad.
Y en el que el mundo actual es un producto del mal.


El hijo primogénito de Dios, Satanael, se rebeló contra su padre.
En consecuencia, fue despojado de su carácter celeste y arrojado del Paraíso.
Satanael perdió la partícula divina “el” y pasó a llamarse llamarse Satán.
Decidió entonces, secundado por miríadas de ángeles rebeldes, crear su propio reino.
La creación narrada en el Génesis sería obra suya.
Para mantener al hombre bajo su imperio, Satanael dio las tablas de la ley a Moisés. Con la misma misión envió a Elías. Así se ha perpetuado el orden civil y religioso que ha tenido al hombre sometido al poder de los demonios.
El mismo diablo que había creado el mundo ha inspirado también el orden social imperante.
Dios Padre se apiadó de la humanidad y envió a uno de sus ángeles, María, para que recibiera a su otro hijo, Jesús, quien se revistió con una forma humana pero inmaterial. (doctrina ésta conocida como “fantasianismo”, defendida por muchos gnósticos).
Satanael consiguió que Jesús fuera crucificado, pero éste sólo murió en apariencia.
Llegará un día en que el mundo que Satanael creó será consumido por las llamas hasta desaparecer.
Mientras, las almas humanas pasan por sucesivas reencarnaciones hasta su purificación.


Los bogomilos rechazaban el Antiguo Testamento, identificando al Dios de éste con el demonio, una especie de Dios cruel.
Los milagros realizados por Jesús eran interpretados en un sentido espiritual o alegórico, no como hechos materiales reales.
No aceptaban la veneración de la cruz y el culto a las reliquias les parecía absurdo. Pensaban que en los cementerios moraban los demonios. Negaban la resurrección de los cuerpos.
Consideraban que la procreación perpetuaba el imperio de la materia, que era obra del dios malo o Satán.


Quienes profesaban este credo se llamaban a sí mismos “verdaderos cristianos”.
Los bogomilos disponían de su propio clero, y sus comunidades estaban constituidas por dos grupos:
Los “perfectos”, hombres y mujeres iluminados o iniciados en los misterios (en el verdadero conocimiento, de carácter arcano). Vestidos con hábitos negros, encapuchados, célibes y dedicados a una vida ascética de oración y contemplación, los “elegidos” despreciaban todo lo relacionado con el cuerpo, creación satánica, y rechazaban en su alimentación todo cuanto proviene del coito (huevos, leche, queso y carne – se creía entonces que los peces no se reproducían sino que los generaba el agua –). La opción por la dieta vegetariana no se debía, pues, al contrario de lo que se ha afirmado con frecuencia, al respeto por cualquier forma de vida, sino al rechazo al coito y sus consecuencias.
Llegó a decirse que algunos recurrían al suicidio para liberarse del cuerpo y ganar el Cielo.
Junto a ellos estaban los meros creyentes, que vivían en una comunidad de bienes, con todo puesto en común.


El bogomilismo asumió tanto el dualismo como el rigorismo propio de las sectas gnóstico-cristianas de los primeros siglos (Marción, Tertuliano, Valentín, los ofitas, los barbelo-gnósticos, etc.)


***


Y esa amalgama de ideas dualistas y gnósticas ejerció gran fascinación fuera de Bulgaria.

Los misioneros bogomilos llevaron su doctrina a Occidente.


Encontraron seguidores en Alemania, donde fueron conocidos como “ketzers”, “herejes”.

En Italia hallaron terreno abonado, ya que en el siglo VIII se habían asentado en Sicilia armenios paulicianos deportados y pocos años después la comunidad pauliciana en Italia había alcanzado grandes proporciones, conociéndoseles allí como patarinos.

En 1023 el rey de Francia, Roberto el Piadoso, a petición de la Iglesia, hizo quemar en la hoguera de Orléans a una decena de herejes “maniqueos”, que podían ser un grupo de bogomilos o quizá una primera presencia de cátaros.

Los bogomilos se expandieron por el sur de Francia, Occitania, el Languedoc, y por el noreste de España, donde la población e incluso grandes señores y cierta parte del clero adoptaron la doctrina del dualismo radical.
Estos herejes fueron denominados al principio patarinos, búlgaros, maniqueos o publicanos, pero pronto empezaron a ser llamados cátaros, “los puros”.

A partir de este momento el nombre de “bogomilo” cayó en desuso, pero sus enseñanzas, más o menos transformadas, se mantuvieron vivas, y reaparecieron continuamente como una corriente oculta en la historia de Europa.


El bogomilismo fue directo antecedente del catarismo, como lo prueban las actas del Concilio Cátaro de San Félix de Caraman, celebrado bajo la dirección del patriarca bogomilo Nicetas.


3 comentarios:

  1. Soy búlgara y me interesa el tema de la expansión del bogomilismo en España. Me gustò mucho el articulo y no me aburrí de leerlo, lo explicaste todo muy bien, !Felicidades ! Solo vi un pequeño fallo: la aristocracia búlgara en aquel tiempo no es turco-tártara, ni el pueblo ha sido todo eslavo, ni los búlgaros son tártaros...pero esto es otro tema .Me gustaría que publicaras mas artículos sobre los cataros y su influencia en España.

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    1. Amiga búlgara: Gracias por tu comentario y también por tus precisiones sobre Bulgaria: Lógicamente, en una línea o dos es imposible resumir la historia de un país, y mis referencias eran sólo una pincelada para enmarcar el tema.
      Confío en poder añadir nuevas publicaciones en breve.
      Un cordial saludo.

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